Hasta pronto amigo
Hasta pronto amigo.
Apenas hace unas hora que he tenido que hablar, por segunda vez, en el funeral de mi querido amigo David Solà.
Las cuestiones legales y la burocracia han hecho que la ceremonia de despedida y el entierro hayan estado separados por una interminable noche.
David era mucho más que el padre de mi esposa y el yayo de mis hijos, David es mi amigo. Y digo es porque no he tenido tiempo de hacerme a la idea de que ya no está aquí con nosotros, y porque creo firmemente que está junto a su amado Jesús allí donde Él nos espera.
A estas alturas, si me sigues en las RRSS o lees de vez en cuando este blog sabrás que somos protestantes o evangélicos (se que hay matices entre ambos términos, pero en este caso ambos son validos, y no estamos en una disertación teológica), y lo estamos plenamente convencidos de lo que creemos e intentando vivir una vida centrada en hacer real el amor de Dios siendo canales de bendición para todas las personas que El pone en nuestros caminos.
David apenas tuvo dos meses desde que se enteró que el cáncer estaba instalado en su interior. Dos meses duros para todos los que lo amamos, pero increíblemente provechosos para David. Dos meses en los que pasó tiempo con sus hijos y con sus nietos y sobre todo con su esposa Loli, en los que paseamos junto a la playa, en los que tuvimos nuestras confidencias en medio de conversaciones en los que, por lo menos yo, aprendí a ver la vida de una manera diferente.
David me metió en el mundo editorial hace más de doce años desafiándome a que creara una editorial para publicar su obra para llegar a mercados donde jamás habían llegado sus libros. Así nació, primero DSM Ediciones, y después Noufront y www.produccioneditorial.com. Gracias a él nos metimos en un proyecto que nos ha enamorado y que nos ha llevado donde jamás imaginamos que podríamos llegar. Miles de personas han leído sus libros y escuchado sus enseñanzas.
Pero por encima de todo David me enseño a asumir mi responsabilidad, a no tirar balones fuera cuando las cosas salían mal, a ordenar prioridades, honrar y aceptar y un millón de cosas más que si me permites, me las quedo para mi.
Con el paseé por Nueva York, Miami, México, Guatemala, Suecia, Noruega, Jamaica, Haití y un montón de lugares más, y todas esas horas de avión fueron el espacio perfecto para generar nuevos proyectos, nuevas ilusiones, magnificas conversaciones y divertidas anécdotas.
Hoy ya no está, y no nos ha dado tiempo a terminar todo lo que teníamos en marcha, sin embargo estoy satisfecho con el resultado de lo que hemos hecho juntos. 15 libros, infinidad de viajes, conferencias, charlas, reuniones… y todo motivado por el amor hacía los demás.
Gracias amigo. Me has hecho mejor persona.
Nos vemos a la otra orilla.