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Cambios necesarios.


El mundo del libro sigue en constante cambio y evolución, o involución como algunos apuntan. En todos estos cambios constantes a nadie en el sector se le escapa que cada vez tenemos menos librerías de fondo y que internet cada vez es un aliado más importante para que los libros lleguen a los lectores.

En los últimos años hemos visto muchos movimientos orientados a acceder al lector de la manera más directa posible, con el menor número de intermediarios posible.

Esta carrera por llegar al cliente final seguramente ha estado liderada por Amazon, que para esto son los maestros por excelencia, ya que desde mi experiencia de usuario su atención al cliente, al comprador, al lector, solo se ve igualada por como trata Apple a sus clientes.

A esta carrera a la que las editoriales se han sumado con mayor o menor acierto también se han sumado los autores por medio de la autoedición. Si bien es cierto que muchos autores han llegado a la autoedición al ver en esta opción el último tren para subirse al mundo del libro como autores, otros muchos lo han hecho plenamente convencidos de que el modelo de autoedición es mucho más ventajoso que el de vincularse a una editorial tradicional.

Lo que es cierto y mucho hemos hablado ya de esto en diferentes foros en que el canal de suministro del libro ha cambiado totalmente, y aparentemente los que más están sufriendo en este canal son los distribuidores y las librerías.

Personalmente hace tiempo que me planteo si realmente necesitamos distribuidores como los que tenemos ahora. Cada vez veo menos trabajo de distribución y más de almacenaje y gestión de envíos, pero no voy a generalizar en esto. Lo cierto es que la tecnología (fundamentalmente la impresión bajo demanda y las mejoras de las empresas de transporte que nos permiten hacer un seguimiento de todos los envíos realizados) cada vez hacen más sencillo que se pueda prescindir de un gran almacén y hace más sencillo hacer llegar los libros al consumidor final.

 

Bodega de Amazon

 

Almacen Tyndale House Publishing

 

Ante este panorama no queda más remedio que repensar el canal de suministro del libro que tradicionalmente hemos tenido y no montar en cólera cada vez que otra editorial prescinda del canal de distribución en primer lugar, y poco a poco del canal de librerías.

Hay preguntas que estamos obligados a contestar:

 

  • ¿Qué está haciendo el distribuidor de forma proactiva para que mis libros estén bien posicionados en el sector?
  • ¿Justifican estas acciones los descuentos que me piden?
  • ¿Están verdaderamente realizando acciones de distribución o solo aprovechan un mayor descuento atender forma ventajosa a sus librerías?

 

Evidentemente los modelos de consignación o compra en firme que imperan en cada uno de los países de LatAm y España, que es nuestro mercado natural, influye en todas estas cuestiones, pero eso no debe impedir que empecemos a repensar en el canal antes de que desaparezca. Y esta autorreflexión debemos hacerla todos y cada uno de los agentes que estamos en esta industria, sobre todo lo que están viendo amenazada su existencia por las (no tan) nuevas posibilidades que los lectores tienen a mano para acceder a los libros.

Autores, editoriales, distribuidoras y librerías tienen que ser conscientes de donde están y donde quieren estar. Tienen que reflexionar acerca de la necesidad de su existencia en este mundo cambiante y de los cambios que deben hacer para que su labor siga dando valor a la cadena de suministro del libro, porque hoy a otras opciones y si no damos valor vamos a desaparecer.

Reflexión y acción, y lo antes posible, porque seguir llorando por las esquinas acerca de lo mal que esta todo, de los malos que son los señores de Amazon, y de que la piratería tiene la culpa de todo, tenemos que mirar que estamos haciendo, si no mal, si que de manera desfasada ante la nueva realidad que tenemos.

 

@juantrivi

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