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Porque regreso al papel (por lo menos parcialmente) después de casi 5 años leyendo exclusivamente eBooks.


En los últimos cinco años sólo puedo recordar un libro que haya leído íntegramente en papel, El espía inglés, una novela que me regaló un buen amigo y que devoré en un vuelo intercontinental. Después de pensar durante un buen rato no puedo recordar ninguno más. Evidentemente he consultado muchos y hojeado muchos más. Sin embargo leer, lo que se dice leer solo he leído en eBook.

 

Después de muchos años trabajando en el mundo de los libros, estoy más que convencido de las virtudes del eBook. Y ya adelanto que no voy a abandonarlo, sin embargo regreso al papel. Viajando al continente americano cada mes, los eBooks son una gran ventaja por razones evidentes: espacio y peso, rapidez en la accesibilidad, precio, comodidad… y para esto no voy a dejar de leer eBooks, sin embargo mi decisión de regresar al papel se circunscribe al espacio “hogar”.

 

Cuando nació mi hija mayor (ahora tiene 12 años) en casa nos manejábamos exclusivamente en papel. Todas las lecturas, tanto por el trabajo en la editorial, como por el placer de leer, las hacíamos en papel. Por lo que Anna creció entre libros impresos, donde aprendió a amar los libros y la lectura. No soy capaz de calcular la cantidad de libros que le hemos comprado y que después hemos regalado para dejar espacio a más libros, que crecían en tamaño e intensidad a la misma velocidad que crecía ella.

 

Actualmente Anna es capaz de leerse un libro en una sentada, y siempre quiere más, por lo que la Biblioteca Pública es nuestra gran aliada para poder saciar esta necesidad vital de leer.

 

A medida que Anna crecía, con los libros ya “cristalizados” en su ADN, creció la accesibilidad a los eBooks y mi “conversión” a la causa digital por las razones que anteriormente he comentado, y empecé a leer de forma habitual en mi iPad y mi Kindle, sin embargo esto no afectó para nada en la afición de Anna por la lectura, en papel y en digital (hoy ya tiene su propio Kindle).

 

Cuando mis lecturas ya eran exclusivamente digitales llegó Erik, que ha crecido rodeado de libros, pero también rodeado de “pantallas”, y eso se nota. Erik es un autentico “espécimen tecnológico”, con una increíble capacidad para controlar cualquier aparato electrónico que cae en sus manos. Sin embargo, aunque solo tiene dos años y medio, ya nos hemos dado cuenta que aunque los libros le llaman la atención, las pantallas ganan “por goleada”.

 

Esta es causa fundamental por la que he decidido que en mis espacios de ocio en casa, vuelvo a leer en papel. Creo firmemente que el ejemplo que damos a nuestros hijos es fundamental, y aunque yo me leo una media de 50 a 60 libros al año, Erik no tiene la capacidad de discernir si leo o juego cuando me ve con el iPad. Por lo tanto los libros en papel regresan a mis manos y mi sofá, porque necesito que mi hijo me vea disfrutando de mi mayor afición, la lectura.

Fotografía Blog Editorial Dylar.

No hay más razones, no hay pegas en un soporte comparándolo con el otro, simplemente es una reflexión y decisión personal, que ya os contaré como resulta.